¿Qué sintieron los primeros espectadores que levantaron la vista para encontrar rostros «diez veces gigantes» proyectados sobre una pantalla, rostros que palpitaban y vivían? ¿En qué consistía aquello que la cámara hacía aflorar a la superficie de las imágenes? ¿Qué traía el cine? Este libro, publicado en fecha temprana (1921) por uno de los más secretos protagonistas de las primeras vanguardias francesas, Jean Epstein, acompañó e iluminó aquellos primeros pasos del cine. Compuesto como un saludo exaltado y lírico a «un arte inesperado; sencillamente, nuevo del todo», contiene versos, frases y párrafos memorables acerca de lo que el cine era, quería o podía llegar a ser. Supone, todavía hoy, una de las más valiosas reflexiones literarias acerca del gran arte popular del siglo XX, el cine.
Jean Epstein (Varsovia, 1897 - París, 1953); próximo en sus primeros pasos como escritor a figuras de vanguardia (Cendrars, Le Corbusier), muy pronto se convirtió en uno de los más importantes cineastas de la première vague (Gance, L'Herbier, Dulac, Clair). Algunas de sus películas del período mudo –La caída de la Casa Usher, El espejo de tres caras– están entre las grandes obras del cine francés. Escribió ensayo, novela, algo de poesía y una apasionante serie de libros y artículos sobre cine, entre los que destaca por su precocidad y clarividencia este Buenos días, cine.