«¡Qué cinematográfico era todo lo que este viejo español hacía!» Iluminación, montaje, composición, objetivos, actores, color... Todo lo que a un cineasta ruso del siglo XX le podía interesar estaba ya en los cuadros de aquel griego errante del siglo XVI , el Greco. Y tengamos presente que los intereses del autor eran dispares: Rembrandt, Van Gogh, De Quincey, Dostoievski, Tolstoi, la pintura china, el éxtasis, el peyote, los espejos convexos, el cante jondo… Todo le servía a este ruso imaginativo para aprender del Greco no como de un artista del pasado, sino como de un adelantado, el primer cineasta. Cuatrocientos años de cine y muchos más de pintura en una de las lecturas modernistas más lúcidas y apasionadas de la obra del Greco.